En la pasada sesión realizamos una dinámica grupal sobre el contenido de este artículo "La educación obligatoria: su sentido educativo y social", argumentándolo y extrayendo las ideas principales de cada apartado.
En
primer lugar, realizaremos un resumen sobre el artículo en general, y a
continuación, indicaremos las ideas principales de cada apartado.
La
educación obligatoria es una experiencia universal que caracteriza a las
sociedades modernas, como si se tratase de un rasgo antropológico de las
mismas. Es un proyecto social y educativo que ha sido reconocido como un
derecho universal porque encierra la posibilidad de dignificar al ser humano,
al tiempo que contribuye a la mejora de la sociedad. Los peligros que hoy
acechan a la educación obligatoria no se refieren tanto a su existencia y
cobertura logradas, sino a la pérdida de su sentido emancipador para todos los
que concurren a ella. La obligatoriedad significa no conformarse con abrir la
escuela a todos, sino obligarse a hacer reales las oportunidades que promete
ese derecho: su disfrute en condiciones de igualdad, el respeto a las
diferencias no discriminadoras y su capacidad en la distribución de cultura. En
esta obra, Gimeno Sacristan se preocupa por reavivar en la memoria colectiva el
significado actual de este proyecto para no olvidar los retos pendientes que
aún tiene por delante y revitalizar las razones que lo sustentan. Argumentar sobre
lo que consideramos natural y definitivamente ya dado tiene el valor de
recordarnos que ciertas conquistas sociales, como es la educación obligatoria,
son logros precarios. Para infundirle vigor, no debemos dejar de alimentar los
valores que la nutren y apoyan.
El primer
apartado “La naturalidad de la diversidad”,
argumenta que todos tenemos la misma naturaleza y derecho de igualdad, pero
todos somos diferentes, así como, todos tenemos el mismo patrón pero cada uno
es diferente. Hace hincapié en la existencia de heterogeneidad social que en la
escuela debería de afrontar con normalidad la diversidad, y no ser homogeneizada.
Concluyendo, que las escuelas no asumen la diversidad, por lo tanto, debería
respetar las diferencias y apoyarlas para que no supongan desigualdades.
El segundo
apartado “La diversidad se convierte en
problema. El gusto por la normal y el nivel”, argumenta que el principio de
la diversidad es un tópico, refiriéndose a una escuela y currículum con
oportunidad para todos, es decir integrar actividades tanto abiertas como
cerradas.
En el tercer
apartado “Graduar la escolaridad
obligatoria facilita el progreso ordenado, pero regula un ritmo para los
estudiantes que son desiguales, defiende que para conseguir un mayor rendimiento
académico, se debería separar los alumnos por conocimientos y no por edades
como se hace actualmente. Referencia al sistema taylorista y a la escuela
unitaria, implica un trabajo en colaboración entre los alumnos individuales y
grupales.
En el
cuarto apartado “Formas de elaborar la
complejidad provocada por la diversidad”, la importancia de diseñar un
currículum común atractivo con contenidos y actividades abiertas (plantear el
currículum, un resultado no entandad, respuestas abiertas y un éxito garantizado
para todos). Se refiere a los libros de texto como un simple recurso y apoyo,
no como la principal fuente de conocimiento.
En el
quinto y último apartado “La escuela
pública y comprensiva como respuesta a las desigualdades y a las diferencias”, hace
hincapié a la importancia de unos mismos centros públicos y un currículum que
fomente la educación igual para todos, así como la diversidad.
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